Paraguay: Ministerio de Educación y Cultura, 2010. — 122 p.
Largas décadas de un sistema dictatorial obligaron a enmudecer a los paraguayos y a las paraguayas. En 1989, con la caída del régimen de Alfredo Stroessner, se inició un camino de transición democrática donde fue imperante contar con un nuevo marco legal que refleje el contexto político por el que estaba atravesando el país. En ese contexto de cambios significativos y desde el entendido que las leyes deben acompañar los procesos culturales e históricos de los pueblos para no caer en la obsolescencia, se volvió necesario reformar nuestra Carta Magna y se promulgó así, en 1992, la nueva Constitución Nacional que reconoció, como lenguas oficiales de la República al guaraní y al castellano, considerando la gran importancia de la primera, que es hablada cotidianamente por más del 80 por ciento de nuestra población.
Desde esta administración consideramos que el idioma guaraní se constituye en un elemento indiscutido de nuestra identidad nacional, pero sin que ello repercuta muchas veces de manera decisiva en los organismos estatales encargados de desarrollar políticas públicas que lo reivindiquen y promocionen, atendiendo su vital importancia. Es así, que en el Ministerio de Educación y Cultura a pesar de las dificultades encontradas en la implementación del guaraní dentro del sistema educativo, debido muchas veces a la disociación existente entre lo académico y la realidad cotidiana, se encuentra en un proceso de constante avance.