Madrid: Ediciones Eseuve, S. A., 1990. - 112 p. - ISBN: 84-87301-21-5.
A mediados del siglo XIX, los ajedrecistas alemanes, Horatio Caro y Marcus Kann, introdujeron esta defensa en la práctica magistral, con escaso éxito. Corrían tiempos mucho más favorables para Jos gambitos y la pasión romántica que para los principios posicionales que animaron la idea de Caro y Kann. En la década de los ochenta del siglo pasado, Wina wer la utilizó ocasionalmente, pero no sería hasta 1891 cuando comenzó a tomársela en serio tras su análisis general en el muy conocido y apreciado Manual de Bilguer. En aquellos días, 1.e4 c6 2.d4 d5 3.Sc3 se consideraba la mejor continuación para las blancas.
Nimzovich y Tartakower, principiado el siglo, demostraron las posibilidades de esta de fensa. Capablanca la incluyó en su repertorio. Lo mismo que, después, otros «posicionalistas» de renombre: Flohr y los campeones mundiales Botvinnik, Smyslov y Petrosian, entre otros. Recientemente, Karpov la resca tó de cierto olvido, y Kasparov, en colaboración con Nikitin, le ha dedicado un estudio teórico.
La idea básica de la Caro Kann es preparar el ataque de la casilla e4 mediante d7-d5. Esta idea es muy similar a la de la Defensa Francesa, con la ventaja de que no bloquea el alfil de dama, que se desarrolla a f5 o g4. A cambio, el control central por los peones negros es reducido: des pués de 2.d4 d5 3.Sc3 (3.Sd2), las negras se ven obliga das a descargar la tensión me diante 3... de4.
Con todo, son más numerosas las ventajas. A diferencia con otros sistemas, las negras no es tán obligadas a adoptar ninguna estructura particular de peones. Tampoco ninguna pieza tiene di ficultades especiales para su de sarrollo. La Caro-Kann es clara y práctica, pero la iniciativa, sal vo contadas ocasiones, siempre permanece en poder de las piezas blancas.
Una de las cuestiones pen dientes, y aún sin resolver, es la de la mejor continuación para las blancas. Durante algo más de veinte años estuvo muy en boga la variante 2.Sc3 y 3.Sf3, hoy en desuso. En la actualidad, 2. d4 se admite como la respuesta más versátil de las blancas. Después de 2... d5, las blancas tienen tres opciones: mantener la tensión central con 3.Sc3, 3.Sd2 ó 3.f3; reducirla mediante 3.ed5 cd5 (seguido de 4. c4 ó 4.Ld3); o bloquear el centro con 3. e5.