Barcelona: Edami, 2010. — 75 p.
De entre los muchos sistemas para luchar contra la Defensa Siciliana, la continuación 2.c3 tiene diversas ventajas: Es muy directa, lo que implica que las negras no tienen forma de evitarla. Es mucho más fácil de estudiar, al no existir el enorme contingente de teoría que tienen otras variantes, como la Najdorf o el Dragón; en consecuencia, está menos sujeta a cambios y por ello no requiere tanto esfuerzo mantenerse al día. Y por último, pero no menos importante, las blancas no renuncian con ella a la ventaja de la salida, como suele ocurrir con muchos sistemas donde el deseo de apartarse de los caminos trillados hace perder a las blancas toda esperanza de obtener ventaja a poco que el negro juegue correctamente.
La jugada 2.c3 aparece por primera vez en partidas de mediados del Siglo XIX, aunque de forma bastante esporádica. Pero fue el maestro ruso Simon Alapin, quien empezó a emplearla con regularidad a finales de ese siglo.
Aunque nunca ha gozado de la popularidad que tiene la variante abierta la variante Alapin ha tenido fieles seguidores, siendo el más destacado el gran maestro Evgeny Sveshnikov, quien la adoptó con buenos resultados frente a fuertes rivales a lo largo de su carrera ajedrecística.
Y no hay que olvidar que en el primer enfrentamiento Kasparov-Deep Blue, disputado en 1996, la computadora utilizó 2.c3 en dos partidas con blancas, ganando una de ellas y empatando la otra.