Hace algunos años escribí, sin darme cuenta, una serie de
cartas que dirigía a una supuesta e imaginaria amiga llamada
Claudia. Esa serie terminaba con una carta que obviamente era
la última.
Algunos amigos que conocían este hobby y algunos pacientes
que sobrevaloraban su contenido, hicieron que me decidiera a
publicar lo que después se llamaría CARTAS PARA CLAUDIA.