República Dominicana, Santo Domingo, 2009. — 88 p.
El primer marido de Ana Ajmátova, una de las escritoras rusas más importantes del siglo XX, fue fusilado; el segundo, falleció de extenuación en un campo de trabajo en el Gulag; su único hijo, fue detenido varias veces y pasó diez años en la cárcel. Todos ellos eran, claro, inocentes. Ajmatova lo sabía, pero también sabía que en la URSS de Stalin se detenía a la gente sin motivo.
Cuando encarcelaron a Lev Gumiliov, Ajmátova se acercó todos los días durante 17 meses a las puertas de la prisión de Leningrado para informarse de su estado. Allí conoció a otras mujeres que, como ella, aguardaban una respuesta sobre el paradero de sus familiares (hijos, maridos, hermanos). De esta experiencia nació Réquiem, un conjunto de poemas secos y desgarrados dedicados a la memoria del hijo y de las madres que esperaban inútilmente.